lunes, 22 de junio de 2015

El auge de los bloqueadores de anuncios ¿inicio de la primera “guerra” comercial digital del mundo?

Desde hace bastante tiempo, dentro de la industria de la publicidad circula una vieja cantinela que señala que la mitad del dinero que se invierte acaba perdiéndose al no cumplir con los objetivos iniciales. Verdad o mentira (las cifras en el sector bailan a diferentes ritmos), lo cierto es que el problema reside en que no se sabe en qué medios se está produciendo esta fuga.
Un problema que debería poner en alerta a un sector que parece que, por el momento, se lo está tomando con bastante relajación. Quizás este estado derive de que esta situación se presenta (o así debería ser) como un mal menor en el caso de la publicidad online.
La publicidad digital cuenta con la ventaja de que los anuncios pueden ser dirigidos a los consumidores en función de sus gustos e intereses mediante el rastreo de sus hábitos. Esto, en teoría, suena demasiado bien pero la industria se enfrenta a un nuevo reto al que, siendo sinceros, no sabe cómo hacer frente.

Los consumidores utilizan cada vez más algún tipo de software que permita elbloqueo de la publicidad online en aquellas webs que visitan. De continuar esta tendencia, esa cantinela de la que hablábamos al inicio de este artículo podría convertirse en la música de fondo para el sector.
De acuerdo a los datos ofrecidos por recientes investigaciones, más de 200 millones de personas a nivel mundial son usuarios habituales de programas de bloqueo de anuncios. El fabricante Adblock Plus se posiciona como el tipo de software más utilizado habiendo sido descargado por más de 400 millones de veces.
Lo más preocupante de esta situación es que, hasta este momento, el software estaba siendo descargado por los usuarios para bloquear los anuncios en sus ordenadores de escritorio y portátiles. Ahora, los usuarios están yendo un paso más allá y ya lo están instalando en sus dispositivos móviles.
Los bloqueadores de anuncios comienzan la conquista de los dispositivos móviles
Esto es una consecuencia directa de la facilidad con la que en la actualidad es posible instalar este tipo de software, que se presentan bajo un formato de add-on y, en apenas unos clics, los usuarios pueden instalarlo en navegadores tan populares como Chrome o Firefox.
Técnicas como los vídeos de reproducción automática o los pop-ups que oscurecen el texto que los usuarios están tratando de leer, han llevado a cada vez más personas a descargar estos bloqueadores. Hechos que están poniendo a la industria en serios aprietos, sobre todo si tenemos en cuenta que los más jóvenes cada vez muestran una mayor intolerancia a la publicidad online intrusiva.
Lo cierto es que no son muchos los editores que están ofreciendo cifras de las consecuencias que el auge de estos bloqueadores de publicidad están teniendo en sus beneficios. ProSiebenSat.1., un grupo de medios alemán, ha informado de que en 2014, esta práctica les costó 9,2 millones de euros (10,4 millones de dólares) sobre una quinta parte de sus ingresos a través de internet.
Sean Blanchfield de PageFair, startup irlandesa que ayuda a los editores a cuantificar las pérdidas por estos bloqueadores, ha dejado claro que los más afectados son aquellos que cuentan con una audiencia muy centrada en la tecnología. Destaca además que en algunos sites de videojuegos ya se están bloqueando más del 50% de los anuncios.
¿Cómo se enfrentan los editores a esta preocupante situación?
Ante esta situación, no es de extrañar que muchos editores web hayan comenzado a tomar medidas. Algunos evolucionan hacia formas más sutiles de publicidad como los artículos promocionales con un estilo similar al resto de contenidos del medio o el curioso caso de The Guardian. Cuando los usuarios acceden a la edición online del diario británico se encuentran con el siguiente mensaje: “Nos hemos dado cuenta de que tiene un bloqueador de publicidad activado. ¿Le gustaría apoyar a The Guardian de alguna otra manera?”
Otros han optado por enfoques más sólidos. En Alemania, un grupo de editores han demandado a Eyeo. Su software permite que algunos anuncios traspasen ese bloqueo en algunos sites populares siempre y cuando hayan pagado previamente por ello. Los rumores apuntan a que muchas empresas de internet como Googlehan llegado a un acuerdo con Eyeo para que sus anuncios sean incluidos en las ya denominadas como “listas blancas” y conseguir que sus anuncios burlen estos bloqueadores.
Lo cierto es que las compañías online habían puesto todas sus esperanzas en los smartphones y tabletas, ya que los consumidores cada vez emplean una mayor parte de su tiempo en ellos. La luz al final del túnel se veía gracias a los desarrollos de Apple y Google que permitían controlar que apps se podían instalar en sus dispositivos. Ya en 2013, Google prohibió las apps de bloqueo de publicidad a través de Eyeo y otros proveedores bajo el argumento de que interferían en el funcionamiento de otras aplicaciones.
Los que veían los dispositivos móviles como murallas impenetrables se han equivocado. Los usuarios pueden descargar navegadores alternativos al que viene instalado en el dispositivo incorporando así la posibilidad de bloquear anuncios. Uno de los más conocidos es UC Browser que ya suma más de 500 millones de usuarios especialmente en India y China.
Europa vs EEUU 
Una situación complicada ya que si los anuncios para móviles fuesen bloqueados por defecto, se violaría el principio básico de la neutralidad en la red por el que se sostiene que todos los proveedores de internet deben tratar todos los tipos de tráfico por igual. En 2013, cuando un proveedor de internet francés instaló un software de bloqueo gratuito en sus módems, el gobierno obligó a que este servicio fuese opcional.
Incluso si se deja que sean los usuarios de smartphones los que decidan activar o no este tipo de servicios, daría a las compañías europeas lo que han estado buscando desde siempre: una forma de cobrar a las grandes empresas online procedentes de EEUU en relación a las cepas que estas ponen en sus redes móviles. Por ejemplo, Google y Facebook podrían tener que pagar a Deutsche Telekom y Telefónica para llegar a sus listas blancas.
En caso de que se llegase a esta situación, las empresas online no dudarían en defenderse. Si un operador bloqueara los anuncios en el servicio de búsqueda de Google, el gigante tecnológico podría tomar represalias para tratar de detener a los suscriptores de este operador, por ejemplo, en el acceso a sus cuentas de Gmail.
Si las empresas móviles no comienzan a tener cuidado, podrían dar comienzo a la primera guerra comercial digital del mundo.

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